«...me resigno de antemano a que esta labor mía, obra al fin de un autodidacto y de un solitario, resulte en algunos puntos manca é imperfecta, a pesar de todos mis esfuerzos...» Historia de los heterodoxos españoles, Marcelino Menéndez Pelayo (1880-1882).

jueves, 12 de abril de 2018

Nuevos datos sobre la primitiva ermita de San Andrés

La iglesia tras su restauración en 2016.
Foto: José Luis González, La Opinión de Tenerife.
Hace poco descubrí un artículo titulado «El antiguo Valle de Salazar en Tenerife y su iglesia de San Andrés» en la obra Homenaje a la profesora Constanza Negrín Delgado. En él su autora Carmen Fraga González expone numerosos datos hasta ahora inéditos sobre los primeros dos siglos de existencia de la ermita de nuestro pueblo, pero el dato más curioso llega en el apartado titulado Mudanza y fábrica de nueva iglesia.

¿Mudanza? Hasta ahora se había considerado que la actual iglesia había sido levantaba sobre el emplazamiento de la primitiva ermita construida a principios del siglo xvi por los primeros colonos del valle de Salazar (Cioranescu, 1977), dato que yo mismo he reproducido en la primera entrada de este blog. Sin embargo, Fraga González nos revela que en 1624 la ermita primitiva, que ya estaba en estado ruinoso, fue trasladada del lugar que ocupaba debido a «que peligraba por estar alzada en un barranco», obligándose a reedificarla los vecinos Francisco Mejía, Juan Perdomo y Juan Gómez Rodríguez en nombre de todo el vecindario de San Andrés (Fraga González, 2014).

Así, resulta que nuestra iglesia es más moderna, que fue levantada por iniciativa de todo el pueblo y que existió otro recinto sagrado en algún lugar de nuestros valles cuyo posible emplazamiento será tema de otro artículo de este blog.


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Fuentes consultadas:
  • CIORANESCU, A. (1977). Historia de Santa Cruz de Tenerife. 4 t. Santa Cruz de Tenerife: Caja General de Ahorros de Santa Cruz de Tenerife.
  • FRAGA GONZÁLEZ, C. (2014). El antiguo Valle de Salazar en Tenerife y su iglesia de San Andrés. En C. Rodríguez Morales (Ed.), Homenaje a la profesora Constanza Negrín Delgado (pp. 187-209). San Cristóbal de La Laguna: Instituto de Estudios Canarios.
  • TARQUIS RODRÍGUEZ, P. (1966-1967). Riqueza artística de los templos de Tenerife, su historia y fiestas. Santa Cruz de Tenerife: Imprenta Afra.

sábado, 24 de marzo de 2018

San Andrés a los ojos de dos viajeros franceses: una descripción de 1905

Las islas Canarias atrajeron desde siempre a naturalistas y curiosos europeos, quienes recorrieron sus tierras y pueblos y dejaron plasmadas sus observaciones en obras de obligada consulta para los amantes del pasado.

En esta entrada trascribo la descripción que hicieron de nuestro pueblo los naturalistas franceses Louis Proust y Joseph Pitard, quienes entre diciembre de 1905 y mayo de 1906 recorrieron el archipiélago dejando sus impresiones en la obra Les Îles Canaries. Description de l'Archipel editada en 1908.

En su periplo por la comarca de Anaga, iniciado en el monte de Las Mercedes, los viajeros llegan a Taganana y atraviesan su antiguo territorio hasta Roque Bermejo, descendiendo luego desde Punta de Anaga hasta Igueste. Desde este último lugar llegan finalmente al valle de San Andrés por el camino de la costa, ya que la carretera aún no existía. Una vez en nuestro pueblo, los naturalistas realizan la siguiente descripción que posee un gran valor etnográfico por plasmar escenas del día a día a principios del siglo pasado:

San Andrés es un pueblo de 500 a 600 habitantes aproximadamente, levantado a la orilla del mar en un valle que posee agua en cantidad suficiente. Bien resguardado por los montes de Anaga que lo rodean, este pueblito de pescadores nos proporciona una idea muy justa acerca del campesino tinerfeño. Todo el mundo trabaja: mientras los hombres pescan o reparan sus redes en la playa, las mujeres se ocupan de las labores del huerto o del campo sin que por ello descuiden sus quehaceres domésticos, y en el mismo estuario del barranco, cerca de una antigua fortaleza, de la que una parte se ha hundido en la arena de la playa, lavan la ropa y escaman el pescado.
San Andrés a principios del siglo xx. Foto de la colección MMM-Ball
extraída del grupo de Facebook «Fotos antiguas de Tenerife».
Tuvimos la fortuna de presenciar una de sus pescas, que necesitan la ayuda de una parte del pueblo, pues la red no tiene menos de 250 a 300 metros de largo y precisa de 25 a 30 hombres para arrastrarla. Esta red, que sólo tiene un metro de ancho, está provista en su parte superior de flotadores de corcho y en la inferior de pequeños plomos. Unos diez pescadores la mantienen por uno de sus extremos desde la playa, mientras otros la despliegan en el mar con una barca que, llevando el otro extremo, se dirige hacia tierra. Los dos grupos avanzan lentamente uno hacia otro y, gracias a los flotadores, se puede abarcar con la mirada el inmenso círculo que la red dibuja en el mar. A medida que los hombres se aproximan el círculo se estrecha y acaba en un callejón sin salida, en el que bulle y colea una masa de peces, pequeños y grandes. Vimos coger así enormes pescados de 75 a 80 centímetros de largo, parecidos a nuestros salmonetes, y grandes cantidades de sardinas. Inmediatamente ponen el pescado en las cestas, que las mujeres llevan sobre sus cabezas hasta el pueblo. Con la marea alta es raro que echen la red más de una vez, ya que la maniobra requiere por lo menos una hora; pero es más raro todavía que se eche en vano, pues en este lugar abundan los peces. En la playa de fina arena negra unos niños, completamente desnudos, juegan en medio de las redes que están secándose y de las barcas que se han retirado al subir la marea. 
Estampa de pescadores calando el chinchorro como la que describen Proust y Pitard
en 1905. Foto Benítez extraída del grupo de Facebook «Fotos antiguas de Tenerife».
La pequeña aldea de San Andrés es muy limpia y sus calles están pavimentadas con pequeños guijarros; las casas, algunas de las cuales recuerdan a las de las ciudades españolas, están bien conservadas. Unas hermosas plantaciones de plataneras y unos jardines cuidadosamente mantenidos dan a este paraje una apariencia de cierto bienestar (Proust & Pitard, 2007, pp. 136-137).

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Fuentes consultadas:
  • PROUST, L. & PITARD, J. (2007). Las islas Canarias: descripción de Tenerife. Santa Cruz de Tenerife: Ediciones IDEA.

viernes, 16 de febrero de 2018

San Andrés y el naufragio del Flachat

Esta madrugada pasada se cumplieron 120 años del trágico naufragio del vapor francés Flachat, que se fue a pique el 16 de febrero de 1898 en la costa de Anosma, un hecho que ha permanecido en el imaginario colectivo de Anaga y que ha pasado a formar parte de su historia, con sus hechos legendarios asociados.


Cartel anunciando los viajes del Flachat,
extraído del blog Lo que las piedras cuentan de Melchor Padilla.

De sobra conocido es el vínculo entre este acontecimiento y el pueblo hermano de Taganana, en cuya jurisdicción parroquial sucedieron los hechos. Lo que pocos saben es su relación con el pueblo de San Andrés, y es que el viejo cementerio de la playa, abierto apenas cinco años antes del naufragio a causa de la epidemia de cólera, conserva entre sus sepultados a varias víctimas del famoso vapor.

Así, en los primeros días fueron apareciendo cuerpos de las infortunadas víctimas a la deriva desde Anosma hasta San Andrés, donde el mar los echaba en la playa y eran recuperados por los vecinos, quienes los enviaban a Santa Cruz para que fueran enterrados. No obstante, casi un mes más tarde aún aparecían cadáveres, por lo que eran inmediatamente enterrados en el cementerio de San Andrés.

Estos hechos quedaron plasmados en la prensa local de la época:

Diario de Tenerife, 24 de febrero de 1898.
La Opinión, 1 de marzo de 1898.
Diario de Tenerife, 9 de marzo de 1898.

Como curiosidad, algunos mayores de San Andrés recuerdan estos acontecimientos, pues todavía en pleno siglo xx eran visitadas las sepulturas por ciudadanos franceses. Así lo recuerda Francisca Melián Quica, quien sitúa las tumbas de los náufragos en el lado izquierdo al fondo del camposanto, junto a la capilla.

Localización aproximada de las tumbas de los náufragos del Flachat. Foto propia.