«...me resigno de antemano a que esta labor mía, obra al fin de un autodidacto y de un solitario, resulte en algunos puntos manca é imperfecta, a pesar de todos mis esfuerzos...» Historia de los heterodoxos españoles, Marcelino Menéndez Pelayo (1880-1882).

sábado, 28 de marzo de 2015

Los temporales históricos en San Andrés, 1ª parte

En unos días se cumplen trece años de la riada conocida como el 31-M y, además, en breve comenzarán las obras de encauzamiento del tramo final del barranco de San Andrés que, teóricamente, impedirá la inundación del pueblo de producirse fuertes lluvias.1

Con este motivo, voy a hacer un repaso a los aluviones que han afectado al pueblo a lo largo de su historia.


De los primeros siglos de existencia del pueblo no he encontrado referencias sobre riadas, pero se puede deducir que aunque estas existieran, afectarían sobre todo a las tierras de cultivo de los fondos de valle y a las vías de comunicación terrestres, pues las viviendas se encontraban hasta bien entrado el siglo xviii aglomeradas en torno a la iglesia y lejos del barranco.

La primera noticia que he encontrado sobre los efectos de un temporal aparece en un informe militar fechado en 1724. En este informe, que describe el estado de las fortificaciones de la isla, se dice aludiendo a la torre de San Andrés: «...neçesita (...) reedificarlo desde el fundamento por estar la mitad arruinado...» (Tous, 2012). Esta ruina de la primitiva torre se achaca a una riada, que bien pudo ser provocada por el temporal acaecido el 25 de octubre de 1722 y que hizo estragos en Tenerife (Caballero, 2001).

El castillo, ejemplo de los efectos de los aluviones. Su estado tras los de finales del siglo xix.
Foto: FEDAC.

Y es que el castillo será testigo y víctima de las riadas en más de una ocasión. Gracias a ello, sin embargo, poseemos más datos sobre otras riadas a lo largo del siglo xviii. Así, en la primavera de 1769 la torre vuelve a ser afectada por las aguas del barranco, siendo reconstruida poco después (Tous, 2012).

Con la llegada del siglo xix son más numerosas las referencias a riadas y temporales. Esta centuria comienza con la que se considera la mayor catástrofe natural de esta índole que ha afectado a Canarias: el aluvión de 1826 (Martín, 2011).2

Esta tromba de agua caída entre el 7 y 8 de noviembre se dejó sentir en el pueblo, donde «...hubo 600 fanegas de tierra arrasada, 3.695 varas de paredes perdidas, 5.368 árboles desarraigados. Se arruinaron la iglesia y 7 casas, otras 3 fueron llevadas por las aguas del barranco, 8 animales desaparecieron...» (Cioranescu, 1998).

Nuevamente en el mes de noviembre de 1865, los fuertes aguaceros causan muchos daños, sobre todo en las cosechas: «En el valle de San Andrés los árboles frutales han quedado destrozados: las naranjas, verdes aún, han sido todas arrojadas al suelo; y las ramas, de que pendían se han desgajado y han perdido toda la flor, que prometía frutos abundantes» (Crónica, 1865).

El final del siglo vuelve a ser intenso en cuanto a efectos provocados por las lluvias. Así, a causa de dos barrancadas ocurridas en octubre de 1893 y marzo de 1894, gran parte del castillo es derribada (Tous, 2012).3 Sin embargo, parece que ambos aluviones no afectaron al resto del pueblo, pues nada aparece en la prensa de la época. Sí afectó otro aluvión ocurrido en diciembre de 1899, y cuyos efectos el periódico Unión Conservadora describe así: 
...en la madrugada del día 26 del corriente fué tanta el agua que cayó en aquel valle, que los dos barrancos que desde el monte bajan hasta los alrededores del poblado, se desbordaron, causando considerables daños en las plantaciones y teniendo que lamentar grandes desperfectos en todas las casas (...). Si bien no hubo desgracias personales que lamentar, las pérdidas y desperfectos son muchísimos, pues el agua se llevó al mar gran parte de los terrenos lindantes con ambos barrancos, dejando en completa ruina á muchos propietarios de aquel barrio.
Los efectos de estas barrancadas tienen como resultado la exigencia por parte de los vecinos de la construcción de una muralla que los protegiera, y que se lleva a cabo por parte del Ayuntamiento de Santa Cruz a principios del siglo xx.4


(Continúa en Los temporales históricos en San Andrés, 2ª parte)



Notas:

1. Para más información véase «La obra del barranco del Cercado alejará más el cauce de San Andrés».
2. Este temporal afectó prácticamente a toda la isla, pero sobre todo a los valles de La Orotava y de Güímar, así como a zonas del Norte como La Guancha. Provocó la muerte de unas quinientas personas y grandes destrozos en construcciones y fincas. La primitiva imagen de la virgen de Candelaria que se veneraba desde época guanche desapareció durante este aluvión (Álvarez y Pérez, 2013). 
3. El castillo se derrumbó porque las aguas excavaron sus cimientos asentados sobre arena, colapsando la estructura que finalmente cedería (Luxán, Fernández, Dorrego & Vicente, 2005).
4. La Muralla formaría parte del paisaje urbano de San Andrés hasta su desaparición en la década de 1980, con motivo de las obras de encauzamiento del barranco y de urbanización de la zona. 


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Fuentes consultadas:
  • ÁLVAREZ GARCÍA, J. D. y PÉREZ PADILLA, M. A. (2013). «Las pérdidas humanas y materiales del aluvión de 1826, según las fuentes parroquiales». La Prensa, revista semanal de El Día, 29-31.
  • CABALLERO MÚJICA, F. (2001). Documentos episcopales canarios. III. De Bernardo de Vicuña. Las Palmas de Gran Canaria: Real Sociedad Económica de Amigos del País de Las Palmas de Gran Canaria. 
  • CIORANESCU, A. (1998). Historia de Santa Cruz de Tenerife. IV. 1803-1977 (2ª ed.). Santa Cruz de Tenerife: Confederación Española de Cajas de Ahorro.
  • Crónica del País (1865, noviembre 11). Eco del Comercio.
  • El Temporal. (1899, diciembre 29). Unión Conservadora.
  • LUXÁN, M. P. DE, FERNÁNDEZ, V., DORREGO F. & VICENTE B. (2005, enero). La Torre del Valle de San Andrés (Tenerife): Técnicas y evolución de su construcción defensiva. Actas del Cuarto Congreso Nacional de Historia de la Construcción, Cádiz, ed. S. Huerta, Madrid: I. Juan de Herrera, SEdHC, Arquitectos de Cádiz, COAAT Cádiz.
  • MARTÍN, V. (2011, noviembre 12). La mayor catástrofe natural de Canarias que casi nadie conoce. Diario de Avisos.
  • TOUS MELIÁ, J. (2012). La Torre de San Andrés. ¿Merece la pena rescatarla? Santa Cruz de Tenerife: Juan Tous.

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