«...me resigno de antemano a que esta labor mía, obra al fin de un autodidacto y de un solitario, resulte en algunos puntos manca é imperfecta, a pesar de todos mis esfuerzos...» Historia de los heterodoxos españoles, Marcelino Menéndez Pelayo (1880-1882).

martes, 31 de marzo de 2015

Los temporales históricos en San Andrés, 2ª parte

El siglo xx comienza como la centuria precedente con varios temporales que afectan de alguna manera al pueblo. El primero sucede el 2 de noviembre de 1904, siendo descritos sus efectos por el diario El Tiempo de la siguiente manera:
...se advirtieron en las calles las huellas que tras de sí dejó la tormenta: cocinas y goros destruidos, fango y piedras por todas partes, y en el paseo construido recientemente á lo largo del barranco, se ve señalado el paso de la imponente avalancha de agua que saltó por encima de la muralla y avanzó hacia el caserío, produciendo la natural alarma en los vecinos y poniendo en grave riesgo sus vidas.

Tal fué la cantidad de piedras y escombros que las aguas arrastraron, que el cauce de dicho barranco se ha elevado unos dos metros sobre su primitivo lecho y avanzando mar á dentro han formado un espigón de unos ciento cincuenta metros.

(…)

Los vecinos del barrio de San Andrés, si bien se encuentran, como es natural, afectados por las pérdidas sufridas y por el peligro de que se han visto amenazados, muéstranse agradecidos, del Excelentísimo Ayuntamiento por la construcción del muro de defensa sin el cual hubiera ocurrido allí estos días uno inmensa catástrofe.1

El 22 de noviembre de 1914 de nuevo las lluvias provocan numerosos daños en las tierras de cultivo, dejando además la trágica muerte de un niño que es arrastrado por las aguas del barranco (El Progreso, 1914). El 4 de enero de 1918 el agua y el viento vuelven a causar daños en las plantaciones y en los montes, nuevamente con una víctima mortal, un niño al que le cae una piedra mientras transitaba por la carretera a la altura de la Muralla Grande (Gaceta de Tenerife, 1918).

La riada del 31-M, que inundó gran parte del pueblo.
Foto: Javier Melián.
Durante los años siguientes se suceden algunos incidentes menores a causa de las lluvias, llevándose a cabo el realce y prolongación de la muralla del barranco en 1923 (El Progreso, 1923).

El 4 de mayo de 1944 tiene lugar otra de las riadas históricas que aún perduran en la memoria de los mayores de San Andrés, y que es conocida popularmente como «temporal de Mayo». Las lluvias fueron fortísimas, llevándose huertas enteras y destrozando varios tramos de la carretera a Taganana, en esos años en ejecución (Martín, 2006). Las lluvias volvieron a causar estragos el 22 de octubre del mismo año.2

Desbordamiento del barranco
durante la riada del 19/10/2014.
Foto: Noemí Gámez.

Durante lo que resta de centuria se suceden varios temporales en 1967, 1971 y 1973, pero sin afectar demasiado al pueblo (Dorta, 2007).

Con la llegada del nuevo siglo se produce uno de los peores episodios relacionados con las lluvias, la célebre riada del 31 de marzo de 2002. El barranco se desbordó por varios puntos debido a que el agua se va acumulando en los diferentes puentes del camino del Cercado, provocando la inundación de gran parte del pueblo y cuantiosos daños materiales, así como una víctima mortal (Marzol, 2002).

El último temporal de lluvia que ha provocado daños sucedió el pasado 19 de octubre de 2014, desbordándose el barranco en su tramo final, anegando la parte baja del pueblo.


P.S. Las fotografías están tomadas del grupo de Facebook Soy de San Andrés, S/C Tenerife.



Notas:
1. Cabe destacar de la anterior descripción esta frase: «avanzando mar á dentro han formado un espigón de unos ciento cincuenta metros», y que parece ser el origen de la zona de El Cabezo.
2. Este temporal fue conocido en Taganana con el nombre de Saturno.


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Fuentes consultadas:
  • DORTA ANTEQUERA, P. J. (2007). «Catálogo de riesgos climáticos en Canarias: amenazas y vulnerabilidad», Geographicalia, 51, 133-160.
  • La tormenta de ayer. (1914, noviembre 23). El Progreso.
  • La tormenta en San Andrés. (1904, noviembre 4). El Tiempo 
  • Los temporales. (1918, enero 6). Gaceta de Tenerife.  
  • MARZOL, Mª V. (2002). Lluvias e inundaciones en la ciudad de Santa Cruz de Tenerife. En ALONSO et all. (Coords) El agua en el clima. Asociación Española de Climatología, vol. 3, (461-470).
  • MARTÍN HERNÁNDEZ, U. (coord.). (2006). Historia general de la comarca de Anaga. Santa Cruz de Tenerife: Ediciones Idea.
  • Nuestro homenaje. (1923, abril 2). El Progreso.

sábado, 28 de marzo de 2015

Los temporales históricos en San Andrés, 1ª parte

En unos días se cumplen trece años de la riada conocida como el 31-M y, además, en breve comenzarán las obras de encauzamiento del tramo final del barranco de San Andrés que, teóricamente, impedirá la inundación del pueblo de producirse fuertes lluvias.1

Con este motivo, voy a hacer un repaso a los aluviones que han afectado al pueblo a lo largo de su historia.


De los primeros siglos de existencia del pueblo no he encontrado referencias sobre riadas, pero se puede deducir que aunque estas existieran, afectarían sobre todo a las tierras de cultivo de los fondos de valle y a las vías de comunicación terrestres, pues las viviendas se encontraban hasta bien entrado el siglo xviii aglomeradas en torno a la iglesia y lejos del barranco.

La primera noticia que he encontrado sobre los efectos de un temporal aparece en un informe militar fechado en 1724. En este informe, que describe el estado de las fortificaciones de la isla, se dice aludiendo a la torre de San Andrés: «...neçesita (...) reedificarlo desde el fundamento por estar la mitad arruinado...» (Tous, 2012). Esta ruina de la primitiva torre se achaca a una riada, que bien pudo ser provocada por el temporal acaecido el 25 de octubre de 1722 y que hizo estragos en Tenerife (Caballero, 2001).

El castillo, ejemplo de los efectos de los aluviones. Su estado tras los de finales del siglo xix.
Foto: FEDAC.

Y es que el castillo será testigo y víctima de las riadas en más de una ocasión. Gracias a ello, sin embargo, poseemos más datos sobre otras riadas a lo largo del siglo xviii. Así, en la primavera de 1769 la torre vuelve a ser afectada por las aguas del barranco, siendo reconstruida poco después (Tous, 2012).

Con la llegada del siglo xix son más numerosas las referencias a riadas y temporales. Esta centuria comienza con la que se considera la mayor catástrofe natural de esta índole que ha afectado a Canarias: el aluvión de 1826 (Martín, 2011).2

Esta tromba de agua caída entre el 7 y 8 de noviembre se dejó sentir en el pueblo, donde «...hubo 600 fanegas de tierra arrasada, 3.695 varas de paredes perdidas, 5.368 árboles desarraigados. Se arruinaron la iglesia y 7 casas, otras 3 fueron llevadas por las aguas del barranco, 8 animales desaparecieron...» (Cioranescu, 1998).

Nuevamente en el mes de noviembre de 1865, los fuertes aguaceros causan muchos daños, sobre todo en las cosechas: «En el valle de San Andrés los árboles frutales han quedado destrozados: las naranjas, verdes aún, han sido todas arrojadas al suelo; y las ramas, de que pendían se han desgajado y han perdido toda la flor, que prometía frutos abundantes» (Crónica, 1865).

El final del siglo vuelve a ser intenso en cuanto a efectos provocados por las lluvias. Así, a causa de dos barrancadas ocurridas en octubre de 1893 y marzo de 1894, gran parte del castillo es derribada (Tous, 2012).3 Sin embargo, parece que ambos aluviones no afectaron al resto del pueblo, pues nada aparece en la prensa de la época. Sí afectó otro aluvión ocurrido en diciembre de 1899, y cuyos efectos el periódico Unión Conservadora describe así: 
...en la madrugada del día 26 del corriente fué tanta el agua que cayó en aquel valle, que los dos barrancos que desde el monte bajan hasta los alrededores del poblado, se desbordaron, causando considerables daños en las plantaciones y teniendo que lamentar grandes desperfectos en todas las casas (...). Si bien no hubo desgracias personales que lamentar, las pérdidas y desperfectos son muchísimos, pues el agua se llevó al mar gran parte de los terrenos lindantes con ambos barrancos, dejando en completa ruina á muchos propietarios de aquel barrio.
Los efectos de estas barrancadas tienen como resultado la exigencia por parte de los vecinos de la construcción de una muralla que los protegiera, y que se lleva a cabo por parte del Ayuntamiento de Santa Cruz a principios del siglo xx.4


(Continúa en Los temporales históricos en San Andrés, 2ª parte)



Notas:

1. Para más información véase «La obra del barranco del Cercado alejará más el cauce de San Andrés».
2. Este temporal afectó prácticamente a toda la isla, pero sobre todo a los valles de La Orotava y de Güímar, así como a zonas del Norte como La Guancha. Provocó la muerte de unas quinientas personas y grandes destrozos en construcciones y fincas. La primitiva imagen de la virgen de Candelaria que se veneraba desde época guanche desapareció durante este aluvión (Álvarez y Pérez, 2013). 
3. El castillo se derrumbó porque las aguas excavaron sus cimientos asentados sobre arena, colapsando la estructura que finalmente cedería (Luxán, Fernández, Dorrego & Vicente, 2005).
4. La Muralla formaría parte del paisaje urbano de San Andrés hasta su desaparición en la década de 1980, con motivo de las obras de encauzamiento del barranco y de urbanización de la zona. 


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Fuentes consultadas:
  • ÁLVAREZ GARCÍA, J. D. y PÉREZ PADILLA, M. A. (2013). «Las pérdidas humanas y materiales del aluvión de 1826, según las fuentes parroquiales». La Prensa, revista semanal de El Día, 29-31.
  • CABALLERO MÚJICA, F. (2001). Documentos episcopales canarios. III. De Bernardo de Vicuña. Las Palmas de Gran Canaria: Real Sociedad Económica de Amigos del País de Las Palmas de Gran Canaria. 
  • CIORANESCU, A. (1998). Historia de Santa Cruz de Tenerife. IV. 1803-1977 (2ª ed.). Santa Cruz de Tenerife: Confederación Española de Cajas de Ahorro.
  • Crónica del País (1865, noviembre 11). Eco del Comercio.
  • El Temporal. (1899, diciembre 29). Unión Conservadora.
  • LUXÁN, M. P. DE, FERNÁNDEZ, V., DORREGO F. & VICENTE B. (2005, enero). La Torre del Valle de San Andrés (Tenerife): Técnicas y evolución de su construcción defensiva. Actas del Cuarto Congreso Nacional de Historia de la Construcción, Cádiz, ed. S. Huerta, Madrid: I. Juan de Herrera, SEdHC, Arquitectos de Cádiz, COAAT Cádiz.
  • MARTÍN, V. (2011, noviembre 12). La mayor catástrofe natural de Canarias que casi nadie conoce. Diario de Avisos.
  • TOUS MELIÁ, J. (2012). La Torre de San Andrés. ¿Merece la pena rescatarla? Santa Cruz de Tenerife: Juan Tous.