«...me resigno de antemano a que esta labor mía, obra al fin de un autodidacto y de un solitario, resulte en algunos puntos manca é imperfecta, a pesar de todos mis esfuerzos...» Historia de los heterodoxos españoles, Marcelino Menéndez Pelayo (1880-1882).

jueves, 15 de enero de 2015

El rey de San Andrés: leyenda y realidad del último mencey de Anaga

Conocida es la leyenda del último rey guanche de Anaga, sobre todo gracias a su popularización por medio de La Cantata del Mencey Loco de Los Sabandeños. En esta entrada hablaré sobre este personaje, analizando tanto su figura legendaria como los datos verídicos que se conocen sobre él.


La leyenda del Mencey Loco

Estatua idealizada del mencey.
Candelaria. Foto propia.
La referida leyenda es básicamente la siguiente: un grupo de castellanos, en plena conquista de la isla, se aventura por las tierras de Anaga haciendo presa de ganado y pastores. A su regreso al real de Santa Cruz atraviesan el valle de San Andrés, donde les salen al encuentro el mencey con sus guanches. Los castellanos atacan y salen victoriosos, siendo herido el mencey, que se lanza desde un risco «con riesgo de matarse» (Núñez, 1676/1847). 

Versiones posteriores embellecen la leyenda con la decisión del mencey de sacrificarse para no verse cautivo, y que había enloquecido por ver su tierra dominada por los invasores (Viera, 1772-3/1950).

Pero, ¿por qué leyenda y no hecho histórico? Pues por la sencilla razón de que esta historia no se sostiene si se pone en relación con los datos contemporáneos a los hechos, y que nos dan cuenta de la supervivencia del mencey a la conquista. Con ello, debemos admitir la fantasía de la referida historia.

Con el tiempo, la figura idealizada del Mencey Loco y su sacrificio han servido para ensalzar la figura del guanche como defensor de su libertad y de su tierra, siendo tomado como auténtico mártir por el nacionalismo más guanchista. No obstante, hay que decir que los datos verídicos que se conocen sobre el rey de Anaga no desmerecen en nada su imagen como defensor de los suyos, como a continuación expondré.


Lo que se conoce sobre el mencey

¿Y qué sabemos del viejo mencey? Aunque no es mucho, sabemos por ejemplo que una de las cuevas que le servían de residencia se encontraba en el valle de Abicore (Moreno, 1988), que tuvo por lo menos tres hijos varones (Serra, 1959), y que alió su bando con los europeos desde 1492 (Rumeu, 1978).1

Después de la conquista fue bautizado con el nombre de Fernando, usando el apelativo de Anaga y siendo reconocido con el tratamiento de don.

En 1497 fue desterrado a Gran Canaria por mandato real, quizás por temor a su capacidad de aglutinar a los guanches en torno a su figura (Martín, 2006). El antiguo mencey, establecido en Arguineguín con varios de sus hijos y parientes, seguirá manteniendo su estilo de vida guanche, a pesar de las quejas de sus vecinos (Serra, 1959).

En 1500, el mencey elevará quejas a la corte por el maltrato recibido por parte de Alonso Fernández de Lugo, quien retuvo para sí los ganados del mencey y a varios esclavos guanches que habían sido comprados por él, pues eran parientes (Rosa, 1979). 

Así, el mencey de Anaga, y alguno de sus hijos, como don Enrique, se convirtieron en denunciadores de los abusos que el nuevo gobernador cometía con sus antiguos vasallos.

La última noticia del mencey que aparece en la documentación es su presencia, nuevamente en Tenerife, en mayo de 1522 como testigo en un acto notarial (Coello, Parrilla y Rodríguez, 1980).


Notas:

1. Las paces entre el bando de Anaga y los europeos fueron entabladas por Lope de Salazar, quien sería el fundador del pueblo de San Andrés acabada la conquista. Los historiadores suponen que las negociaciones fueron concertadas con algunos notables del menceyato, quizás con la familia Ibaute, parientes cercanos del mencey. Por otro lado, el capitán de la conquista Alonso Fernández de Lugo tuvo que volver a negociar con el mencey al momento de su primer desembarco en mayo de 1494, enviando como mediador a Fernando Guanarteme, antiguo soberano de Gáldar (Rosa, 1979).



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Fuentes consultadas: 
  • COELLO GÓMEZ, Mª. I., PARRILLA LÓPEZ, A., RODRÍGUEZ GONZÁLEZ, M. (1980). Protocolos de Alonso Gutiérrez (1522-1525). Santa Cruz de Tenerife: Aula de Cultura de Tenerife.
  • MARTÍN HERNÁNDEZ, U. (coord.). (2006). Historia general de la comarca de Anaga. Santa Cruz de Tenerife: Ediciones Idea.
  • MORENO FUENTES, F. (1988). Las Datas de Tenerife (Libro V de datas originales). San Cristóbal de La Laguna: Instituto de Estudios Canarios.
  • NÚÑEZ DE LA PEÑA, J. (1676/1847). Conquista y antigüedades de las islas de la Gran Canaria y su descripción. Santa Cruz de Tenerife: Imprenta Isleña.
  • ROSA OLIVERA, L. DE LA. (1979). «El Rey Don Diego de Adexe y su familia». Anuario de Estudios Atlánticos, 25, 175-217.
  • RUMEU DE ARMAS, A. (1975). La conquista de Tenerife 1494-1496. Santa Cruz de Tenerife: Aula de Cultura de Tenerife.
  • SERRA RÁFOLS, E. (1959). «Los últimos canarios». Revista de Historia Canaria, 125-126, 005-023.
  • VIERA Y CLAVIJO, J. (1772-3/1950). Noticias de la historia general de las islas Canarias (edición definitiva). Santa Cruz de Tenerife: Goya Ediciones.

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